20090722

Información importante

Recientemente la Cámara Municipal decidió cambiar el nombre del Municipio Raúl Leoni por Municipio Angostura, a raíz de ello se están haciendo los ajustes en este blog. Apeciamos la comprensión de los lectores.

El Blogmaster

20070411

Discurso


SEXTUAGENARIO DEL DESCUBRIMIENTO DEL RESERVORIO FERRIFERO DEL CERRO

LA PARIDA O BOLIVAR

Luís Emilio Hurtado Zorrilla

Orador de Orden

Los nefastos resultados de la Segunda Guerra Mundial obligó al gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica a hurgar al globo terráqueo en busca de mineral de hierro para reponerse de los embates bélicos recién finalizados.

Para llevar adelante esta empresa, autorizan al Consorcio United State Steel Corporation, quien selecciona a sus mas connotados técnicos , entre quienes se encontraban Víctor Paulí, Earl Nixon, Folke Kilhstedt, John Hollesteiner, Wilhelm Boehtman, Mack Clayton Lake, Oscar Dammen y muchos otros .

Mack Clayton Lake, quien conocía de la existencia del ansiado mineral en el Delta del Orinoco desde el Siglo Diecinueve y en El Estado Bolivar desde la década de los años veinte del pasado siglo, recomienda comenzar la búsqueda por esta región, tomando en consideración que había trabajado en las exploraciones que dió como resultado la explotación de el cerro El Florero o El Pao, epónimo heredado del al río que lo bordea. Pero se encontraba el hierro deltano en condición de reserva nacional y el de El Pao otorgado en concesiones al consorcio competidor de la United State Steel Corporation.

Esto conlleva a los exploradores a sobrevolar en aeronaves de la Armada Norteamericana a todo el territorio nacional, determinado que existe mineral de hierro desde el Delta del río Orinoco hasta las Galeras del Sinaruco, en el occidente del país.

Como consecuencia de estas actividades es alterada la tranquilidad de los residentes del caserío La Parida, enclavado en el piedemonte de la serranía a quien la raza original bautizara como Montaña de Fuego, motivado a los incendios voluntarios que se producían en la misma, generando respeto y temor ante tantas leyendas que ellos mismos hilvanaban.

Y si nuestros ancestros denominaron a esta serranía como Montaña de Fuego, de donde adquiere el epónimo La Parida?, es la pregunta obligada del momento.

Este epónimo se deriva de una dama de la raza original, de nombre Juana Antonia Querepaico, quien recibe la bendición Divina del parto al pie de un arbusto conocido como Chaparro en el sector La Pandura, cordón umbilical de los cerros Frontera y La Parida, respectivamente.

Cuando decimos que fue alterada la tranquilidad de los labriegos del caserío La Parida, es porque aviones de la Armada Norteamericana interrumpen el silencio de la plenillanura localizada a ochenta kilómetros al sur de Ciudad Bolivar con el estruendo de los motores de sus aeronaves.

Pero la búsqueda del mineral considerado la Columna vertebral de nuestro planeta, era igual por aire, tierra y agua, de allí que utilizando a Ciudad Bolívar como punto de partida, el longevo Geólogo Mack Clayton Lake y su equipo aborden del yate Splender, capitaneado por Andrés Delgadillo, desguazando las aguas del río Orinoco e internándose en Delta Amacuro, zona que recorre desde Manoa hasta Piacoa, pasando por Las Grullas, El Pao, Sierra Imataca, Sabaneta y El Palmar, incorporando en ese recorrido a los nativos Andrés Camacho en el caserío Catalina y a Eugenio “El Cabo” Suárez, en El Palmar, por ser genuinos conocedores de la región.

Mack Clayton Lake visitó las ruinas de la empresa Manoa Company Limited, teniéndose que recordar en este momento que: El Ejecutivo Federal de Venezuela, bajo la presidencia del General Antonio Guzmán Blanco, en el año 1883 otorga al Ciudadano Cyrennius Fitzgeraldt la primera concesión de cinco millones seiscientas mil hectáreas, para la explotación de mineral de hierro a orillas del río Corosino, en Manoa, Territorio Delta Amacuro, a 85 kilómetros del Océano Atlántico, para lo cual se organizó la empresa Orinoco Ore Company, la que el siguiente año (1884), pasa a denominarse Manoa Company Linited, quien solamente produjo y envió a Baltimore, Estados Unidos de Norteamérica, 700 toneladas del codiciado mineral, el cual llega a su destino el 06 de Enero de 1901.

Ante las fuertes evidencias de la posible presencia de mineral de hierro en la Serranía La Parida, Mack Clayton Lake y sus cuadrillas levantan un campamento conformado por carpas de lona en el piedemonte de la misma, utilizando la trocha que desde el lugar se comunicaba con Ciudad Bolívar, a fin de transportar personal y equipos para iniciar fuertemente las exploraciones geológicas.

Allí se incorporan pioneros como: Valentín Salazar, Magín Sánchez, Elios Parigini, Andrés Medina Pacheco, Pedro Hernández y otros.

A todas estas John Hollensteiner instala un Laboratorio Químico en la cocina de una vieja casona ubicada en La Sabanita, Ciudad Bolivar, hasta donde son enviadas todas las muestras que iban recogiendo las cuadrillas exploratorias y desde allí eran enviados los resultados a los Estados Unidos.

Después de dos años de ininterrumpida labor, la cuadrilla liderizada por Mack Clayton Lake , entre quienes se encontraban Folke Kilhstedt, John Hollesteiner, Víctor Paulik, Wilhelm Boehtman, Eugenio “El Cabo” Suárez, Oscar Dammen y otros, inician el 3 de Abril de 1947 el ascenso a la cúspide del cerro La Parida, arribando a ella en horas de la tarde del siguiente día (4 de Abril) , al sector Oeste del mismo, donde localizan el mayor reservorio ferrifero a cielo abierto descubierto hasta el momento en el mundo, destacándose que Eugenio “El Cabo” Suárez era el único venezolano integrante de dicha comisión.

Este hallazgo sorprende al equipo de Lake, porque en otras partes del mundo había mineral de hierro en las entrañas de la tierra, por lo que su acarreo se tornaba difícil y costoso.

Delegan a Folke Kilhstedt para que realice las respectivas denuncias mineras y peticionara las concesiones correspondientes , para proceder a explorar en profundidad el señalado cerro La Parida, llevando las peticiones al Ministerio de Minas, quien le otorga cinco, las cuales registra con el nombre de su esposa Carla y los números correlativos del uno al cinco, respectivamente.

Una vez otorgadas las concesiones por el gobierno nacional, acondicionan la trocha que conduce del caserío La Parida a Ciudad Bolivar , con el fin de establecer el tránsito automotor pesado, por donde introducen maquinarias con destino al Cerro La Parida, ubicado a 86 kilómetros en línea recta al Sur de Ciudad Bolivar.

Comienzan las perforaciones en las zonas seleccionadas, logrando en corto tiempo comprobar la existencia de mineral de hierro de alto tenor, estableciendo además que disponen de 500 millones de toneladas del codiciado mineral, con una pureza superior al de las minas de Estados Unidos.

Mediante los avances exploratorios establecen que el Cerro La Parida aseguraba la producción de 100 Millones de toneladas métricas de mineral de hierro, con vida útil de cincuenta años, por lo tanto deciden continuar en sus labores , porque habían logrado el objetivo de localizar un yacimiento ferrifero altamente productivo y a cielo abierto, pero aun requerían de más hierro, por lo tanto continúan las exploraciones hacia el Oeste del río Caroní, descubriendo Mack Clayton Lake y su equipo el 28 noviembre de 1948 el reservorio del Cerro San Isidro, pero les son negadas las concesiones, porque el Estado lo deja como reserva nacional.

El Cerro Bolivar para el momento de su descubrimiento presenta las siguientes características: 11 Kilómetros de largo, 3 Kilómetros de Ancho, Altura Máxima 790 metros sobre el nivel del mar, 550 metros sobre la sabana circunvecina, mientras que el yacimiento tiene 6, 4 kilómetros de largo, 1.200 metros de ancho y espesor máximo comprobado 220 metros, siendo su promedio de 45 metros. El mineral es una mezcla de hematita y limonita , con solo pequeñas cantidades esporádicas de Magnetita.

Pero Cerro Bolivar no solamente incentiva la producción ferrifera, sinó que surgen dos comunidades residenciales en predios de los Fundos La Fundación, donde erigen a Ciudad Piar y El Castillito, donde se erige a Puerto Ordaz, transformándose esta última en la primera ciudad planificada e integrada del mundo, con un crecimiento inusitado en un periodo de veinte años, por lo que los sectores de Matanza y Unare se convierten años mas tarde en el mayor parque industrial de Venezuela.

Ambas poblaciones son diseñadas por una empresa venezolana liderizada por los profesionales universitarios Francisco Carrillo Batalla y Moisés Benacerraf

El desarrollo se expande hacia Upata, la que igual que Ciudad Bolivar , se convierte en ciudad dormitorio, aprovechándose además las potencialidades forestales, ganaderas, agrícolas y mineras existentes.

El hierro de este majestuoso cerro incita a la Cultura educación, deporte y sana recreación, por lo que surgen dos clubes en cada ciudad y dos escuelas de educación primaria.

En esos clubes denominados Caronoco, Arichuna, Tocoma y Altamira, respectivamente, son presentados programas socio-culturales con la presencia de los más connotados artistas nacionales del momento; no obstante que de los clubes Arichuna y Altamira surgen sendas divisas de Béisbol y Softbol, las que en más de una oportunidad defendieron los colores deportivos del Estado Bolivar.

Amén del Béisbol y el Softbol surgen equipos de baloncesto siendo propicio el momento para recordar el equipo integrado en su mayoría por las Hermanas González y como si fuera poco el entrenador era su hermano José, hoy día prominente profesional de la educación privada en Ciudad Guayana.

Profesionales de diversos órdenes dentro de quienes se encontraban Héctor Iradi, José Álvarez León, José Mamuel Salazar, Luís Beltrán Sanchez, Andrés Delgadillo, el Dr. Rico y muchos más logran en Ciudad Piar la creación del Liceo Municipal “Andrés Eloy Blanco”, el cual perduró durante diez años para luego transformarse el Liceo Nacional “Lino Maradey Donato”, y no podemos dejar de mencionar que el Liceo “Oscar Luís Perffetti” de Puerto Ordaz, nace mediante el aporte económico de la exconcesionaria Orinoco Mining Company, iniciando sus actividades provisionalmente en la Casa Sindical

La influencia de Cerro Bolívar se extiende más allá de nuestras fronteras regionales, formando parte del Instituto Latinoamericano del Fierro y El Acero –Ilafa

Guasipati, El Callao, Tumeremo, Grán Sabana, Sur de los Estados Monagas, Anzoátegui y Delta Amacuro, también se favorecen con el desarrollo gestado desde el Cerro Bolivar.

Conforme a las leyes Estadounidenses y con un capital de 30 millones de Dollares, organizan a la empresa Orinoco Mining Company, filial del Consorcio United State Steel Corporation el 30 de Noviembre de 1949, designándose al Geólogo Mack Clayton Lake como presidente.

Sustituye esta novel empresa a la Oliver Iron Mining Company, pionera de las actividades mineras de El Dorado Ferrifero de La Montaña de Fuego, Cerro La Parida o Bolivar.

Sin embargo es en el año 1954 cuando inauguran oficialmente las operaciones de la Orinoco Mining Company, así como el 04 de Octubre del mismo año declaran inauguradas las actividades comunitarias en Ciudad Piar, cuya bendición eclesiástica estuvo a cargo de Monseñor Doctor Juan José Bernal Ortiz, Arzobispo de Ciudad Bolivar,

En un principio se plantea la construcción de un ferrocarril desde Cerro Bolívar hasta el Puerto de Guanta, Estado Anzoátegui, pero el futurólogo -proyectista Francisco Carrillo Batalla y su equipo humano, demuestran los beneficios que ofrecía la incorporación del río Orinoco como autopista fluvial para salir al mar cruzando por el Delta Amacuro, mediante la canalización de sus aguas, ante el desarrollo que se vislumbraba con el descubrimiento de las minas de hierro en el Cerro Bolívar.-

De haberse construido el ferrocarril de Cerro Bolívar al Puerto de Guanta otra fuera la realidad de la Región Guayanesa, porque el canal de navegación del río Orinoco fue quien aceleró el desarrollo de esta zona.

El Canal de Navegación del río Orinoco se hubiese construido una o dos décadas posteriores al descubrimiento del reservorio ferrifero del cerro La Parida., según criterio de Francisco Carrillo Batalla y Moisés Benacerraf.

La propuesta de Carrillo Batalla es atendida, por lo que en el año 1950 la Comisión Interministerial recomienda el desarrollo de la vía fluvial río Orinoco-Caño Macareo en primer término, así como de Boca Grande en el río Orinoco, procediéndose a firmar un convenio sobre el dragado del imponente río el 22 de Noviembre de 1951, siendo ratificado en el año 1956, mediante el cual el Gobierno de Venezuela confía a la empresa Orinoco Mining Company la importante y delicada misión de llevar a cabo, bajo inspección, fiscalización y recaudación de peaje por parte del Gobierno Nacional, con la Supervisión del Instituto Nacional de Canalizaciones, aportando dicha empresa toda la infraestructura necesaria.

Para complementar la iniciativa la Orinoco Mining Company alquila una draga que laboraba en el lago de Maracaibo para que iniciara las labores de canalización del río Orinoco y a través del caño Macareo llegar al océano Atlántico

Este Canal facilita la navegación de buques hasta de 43 pies de calado en temporada de aguas altas y 32 en temporada de aguas bajas y tiene una longitud de 184 millas náuticas.

Para el mantenimiento del señalado canal de navegación del río Orinoco, la Orinoco Mining Company encarga a la empresa japonesa “NATIONAL BULK CARRIERS” la construcción de una draga, la cual es botada desde los astilleros de Kure el 4 de Marzo de 1961, estando presentes en el magno evento el Presidente de la Orinoco Mining Company, Señor Francis Thomas y su Señora esposa, a quien correspondió el honor bautizar el imponente navío el cual al llegar a Guayana bautizan con el nombre de ICOA, considerada la segunda draga mas grande del mundo para la época.

Durante el mes de Agosto del mismo año es firmado el convenio de dragado y mantenimiento del río Orinoco entre la Orinoco Mining Company y el Instituto Nacional de Canalizaciones.

El 14 del mismo mes y año Monseñor Doctor Juan José Bernal Ortiz, Arzobispo de Ciudad Bolívar bendice a la señalada draga, estando presentes en el acto, Francis Thomas, Presidente de la Orinoco Mining Company; Su Excelencia Sado Hiroso, Embajador de Japón en Venezuela; Contralmirante Luís Croce Orozco, Jefe del Estado Mayor Conjunto del Ministerio de la Defensa; Capitán de Navío Antonio Eljure, Director de la Marina Mercante Venezolana y el Vocal Principal del Consejo Administrativo del Instituto Nacional de Canalizaciones

En el sector Aramaya del río Orinoco, en la milla 174, ese día la draga ICOA hizo una demostración de sus operaciones y el 17 de Octubre de 1963 en el sector “YA YA” es cuando arrean la bandera Liberiana que había traído e izan el pabellón nacional, venezolanizandola.

Aunque el Canal de Navegación del río Orinoco fué programado para el transporte del mineral de hierro procedente del Cerro Bolívar posteriormente se constituyó en la puerta del progreso, permitiendo la llegada a Guayana de grandes maquinarias y equipos, no solo para la industria ferrifera, sinó también para otros proyectos que se convirtieron en realidad, tales como la Planta Siderúrgica del Orinoco, Hidroeléctricas del río Caroní, empresas del aluminio, metalmecánicas, desarrollo agro-forestales, desarrollo del sur de Monagas, Anzoátegui, y Delta Amacuro.

El 9 de Febrero de 1954 zarpa del muelle de Puerto Ordaz el buque mineralero S.S. Tosca, de 31 pies de calado, con el primer cargamento de 6.065 toneladas métricas de mineral de hierro del cerro Bolivar con destino Pensilvania, Estados Unidos de Norteamérica.

El referido buque arriba el 19 del mismo mes y año a su destino, donde fué recibido por el Cónsul venezolano en esa jurisdicción y autoridades norteamericanas.

Tenemos que referir el hecho que desde el año 1950 la Iron Mines Company of Venezuela ha estado transportando en gabarras el mineral de hierro de el cerro El Pao a Puerto de Hierro, Estado Sucre, pero gracias al canal del Orinoco construye su muelle y comienza a despachar los buques mineraleros desde Palúa.

La Orinoco Mining Company traspasa toda la infraestructura del canal de navegación del tramo Puerto Ordaz- Boca Grande y sus servicios al Instituto Nacional de Canalizaciones, incluyendo a la draga ICOA, en acto celebrado en las oficinas del Ministerio de Minas de Hidrocarburos, en Caracas, estando representada la empresa Orinoco Mining Company por su Presidente Stanley Cohlmeyer, el Contralmirante Ramiro Pérez Luciani, Presidente del Instituto Nacional de Canalizaciones y el Ministro de Minas e Hidrocarburos, Doctor Hugo Pérez La Salvia.

La concesionaria Orinoco Mining Company procede a contratar a las empresas Morrinson y Caminos, a quienes asigna las responsabilidades de construir una carretera y una línea férrea para unir a Ciudad Piar con Puerto Ordaz, así como a las minas del Cerro Bolivar con el Puerto que construían en la ribera izquierda del río Caroni en las proximidades de su confluencia en el río Orinoco, predios del otrora fundo El Castillito. Ambas vías de comunicación tienen una longitud de 145 kilómetros.

En Ciudad Piar y Puerto Ordaz la empresa Orinoco Mining Company construye sendos aeropuertos para facilitar las operaciones de la naciente industria del hierro, cuyo costo sobre-pasó los treinta millones de bolívares, procediendo la citada factoría a crear su propia flota aérea.

Hasta el año 1968 la Orinoco Mining Company administra y mantiene el aeropuerto de Puerto Ordaz, el cual traspasa al gobierno nacional conjuntamente con la carretera que une a las dos ciudades y nueve millones de metros cúbicos de terreno para contribuir con el desarrollo integral de la región Guayanesa, la que vislumbraba su indetenible desarrollo con miras a convertirse en Metrópolis.

Esta transferencia acentúa el desarrollo industrial de Guayana , al emprender el gobierno nacional y la iniciativa privada la construcción de obras de envergadura, de la categoría de las hidroeléctricas, siderurgica del Orinoco, factoría del aluminio, empresas metal-mecánicas y viviendas a través del Banco Obrero (hoy día Inavi).

Aquel humilde campamento residencial denominado Puerto Ordaz germina cual fértil semilla, tal como lo vislumbraron Francisco Carrillo Batalla, Moisés Benacerraff y el resto del equipo humano quienes lo diseñaron y construyeron, por lo que se extiende hacia los cuatro puntos cardinales , de allí que el 2 de Julio de 1961 el Presidente de

20070104

Cuento

Luis Emilio Hurtado Zorrilla




Juancho Pacheco vivía junto a su mujer Cristeta y sus hijos: Rosendo, Timotea y Tiburcio, en una de las tantas mesetas que se forman en la inmensa geografía guayanesa.

Dedicándose a la cría de animales domésticos y a la siembra de frutos que les proporcionaran alimentación a corto tiempo; al igual que las otras familias que por allí habitaban emprendían sus viajes a la capital del Estado los fines de semana a vender el producto de sus trabajos; oportunidad que aprovechaban para proveerse de los más necesario para la semana, ya que no vendrían nuevamente a la ciudad hasta el próximo sábado, a menos que una gravedad o enfermedad que no pudiera curar don Aristóteles, el expendedor de medicina, hombre muy leído y poseedor de unos grandes conocimientos de medicina, les hiciera trasladarse hasta dicha capital llevando al enfermo en parihuela.

Cumplidores del precepto Bíblico que son seis días para trabajar y el séptimo para descansar, como si fuera poca la faena semanal, Juancho y sus amigos caminaban unos 15 Kilómetros para llegar a la gallera más cercana, donde siempre se montaban buenas peleas, ya que los gallos que allí llevaban, aunque no eran muy finos, tenían buen cuido.

Para llegar a la gallera en cuestión se debía hacer una travesía por la falda de una inmensa montaña, a la que tenían entre miedo y respeto; y en época de invierno se acrecentaba dicho temor, porque eran muchas las leyendas que sobre la misma se tejían en los caseríos circunvecinos.

Lo misterioso de la montaña, de vegetación regular, era que durante las noches de invierno ofrecía un asombroso espectáculo, cuando sobre ella destellaban las descargas eléctricas que solía lanzar la madre naturaleza, razón por la cual los indígenas le adjudicaron el nombre de “MONTAÑA DE FUEGO”.

Por lo que no era nada extraño escuchar diálogos diversos sobre lo que cada uno en particular pensaba sobre la Montaña de Fuego y muchos se iniciaban como el que ahora prosigue:

“Mire comadre Anicacia, según dice don Aristóteles - comentaba una tarde Cristeta - que la Montaña Lanza Fuego cuando llega el invierno, porque fue una época como esa, que la hija de un rey el que tenía su aposento por estas tierras, se fugó con uno de los criados del palacio, y éste le hizo echar una brujería para que se convirtiera en montaña tenebrosa, y es por eso que cuando es invierno y de noche, la princesa lanza su protesta al cielo porque quiere morir en sana paz”.

Caray Cristeta - ¿Usted pasa a creer eso? - “Bueno mija - hasta la misma maestra Teodorita, la que tiene más tiempo que nosotras por acá, asegura que es verdad, y Ud. sabe que tanto ella como don Aristóteles estudiaron en la capital en una de esas escuelas que llaman liceos; y nosotras apenas si aprendimos con la misma maestra Teodorita a leé y a escribí”.

En eso se hace presenta Juancho Pacheco, quien viene acompañado de Temístocles Larrizo, quienes han tenido una dura tarea en el conuco y están cansados del duro ajetreo y no vacila Juancho en interrumpir la amena conversación que sostienen las dos mujeres.

“Miren déjense de estar hablando tanta pistolada y vayan a preparar un poquito de café, pa´pasá este frío tremendo que me llega hasta los huesos, porque hoy si llovió como que nunca fuera a escampá”.

Al terminar de pronunciar la última palabra, Temístocles le dice a Juancho, “Bueno compay, ¿qué dices tu de la conversa que tenían esas mujeres?”.

“Mira Temístocles, contaba mi papá que esa montaña es una pirámide que los años fue cubriendo de tierra y árboles; y que el faraón que se encuentra enterrado allí lanza llamas porque no quiere que su tesoro y unos grandes libros llamados papiros sean descubiertos por otras generaciones”.

“También dijo mi papá que no se me ocurriera remontar a esa montaña, por que está rodeada de misterios y todo el que ha tratado de llegar allá arriba no ha regresado”.

Y así en cada uno de los habitantes de esa región bullía una versión sobre la Montaña de Fuego; pero como al pasar del tiempo todo va perdiendo su colorido, surgen nuevas versiones sobre lo que ha sido tradición, se da el caso de que un buen día, cuando se realizaba una travesía por la ladera de la Montaña de Fuego, con el fin de asistir a un velorio de Cruz de Mayo a uno de los caseríos vecinos, a eso de las cinco de la tarde, cuando ya el sol comienza a apagar sus candentes rayos y los capotes grises de la noche suelen hacerse presentes, los transeúntes oyeron unos quejidos y el sollozo de un niño.

Cundió el pánico entre ellos, veíanse las caras unos a otros; pero Juancho Pacheco se revistió de coraje y dijo a uno de sus compañeros: “Vamos, no sean cobardes, que Dios anda con nosotros”. Y cuando han avanzado la pequeña loma que los separaba de los quejidos que los habían asustado, encontraron a una mujer parturienta, la que había traído al mundo un niño varón; pero toda vez que en el grupo iba don Aristóteles, éste con ayuda de los demás hizo lo procedente en estas emergencias, y continuaron el viaje, pero ahora en compañía de la Paría; y que con el paso de los años aquella montaña que denominaban de Fuego se fue quedando la Paría (Parida).

El tiempo transcurría rutinariamente, y las livianas horas del calendario iban pesando cada día sobre la vida de todos aquellos habitantes de la Paría, hasta que el status es alterado un buen día, cuando la presencia de unos pájaros metálicos, desconocidos para ellos sobrevolaban la zona, poniendo en huida a aquellos laboriosos agricultores, en quienes bullían tantas historias y quienes no vacilaron en pensar que algo inconfesable les pasaría.

Dejan la falda de la Montaña de Fuego o Paría, y se trasladan al lado opuesto de la misma, y a orillas de un pequeño río fundan su nuevo vecindario.

Ya las fuerzas les fallan a Juancho Pacheco y son ahora los hijos varones quienes se dedican a las labores del campo, porque como dice el adagio popular: “El tiempo no pasa en vano”. Y ya han sido muchas las hojas del calendario que Juancho Pacheco y su familia han tenido que soportar.

Pero el día menos esperado recibió la visita de Temístocle Larrizo, su inseparable compañero de faena, quien después de los saludos correspondientes, inicia su conversación de esta manera:

- “Juancho, ayer estuve por allí por la capital y en la casa de un viejo amigo me entere que en la Montaña de Fuego, bueno chico, La Paría, consiguieron un gran tesoro...”

- “¿El del faraón?”. Interrumpió Juancho Pacheco.

- “No Juancho, es algo más misterioso todavía, porque según me contaron que unos musius llegaron a la punta de la montaña montando en uno de esos bichos que se les dice helicópteros, que es como tú vé un pájaro sin alas, y se llevan en saquitos de lona, igualitos a la lona del catre, poquitos de la mismita tierra, y pá estudiala allá donde mientan Estados Unidos”.

“Caray, Temístocles, uno nunca es viejo pa´ aprendé una cosa; pero yo digo en mis adentros: ¿Y la Montaña no se irá a enfurecé y lanza fuego como en las noches de invierno?. Acuérdate Temístocles de lo que decía mi papá, que el que se atreviera a llegar a la punta de la montaña no regresaría más; y esos musius hasta tierra están sacando de allá; así que ahora como que se va a acabó el mundo y va acabá con musiú y criollos de una sola vez”.

- “No creas Juancho, dicen que esos mismos musius fueron los que descubrieron petróleo en El Tigre, y los agricultores dejaron sus tierras y se fueron a trabajá con ellos, y les pagan los sábados bien tempranito sin decir ni cuío”.

- “Ajá Temístocles, allá descubrieron petróleo, pero en la Paría, ¿Qué descubrieron?”.

- “Dicen que hierro Juancho”.

- “¿De ese de hacé paila, chícora y machete?”.

- “Del mismito Juancho, pero según y que hay bastante, y otras montañas de por aquí cerquita y que también tienen de ese mismo hierro”.

- “Quién iba a creé compay Temístocles que nosotros estuviéramos viviendo tantos años al lado de tanta riqueza, pero como dice el refrán: “El que no sabe es como el que no vé, que todas las cosas las vé al revés”.

Temístocles se marcho nuevamente para la capital y dejo a Juancho Pacheco meditabundo por todos los datos que sobre La Paría le habían suministrado.

Al poco tiempo Juancho Pacheco abandonó este mundo para ir a rendirle cuentas al Creador, y sus hijos lograron colocarse en la empresa que hacía las exploraciones en el cerro La Paría, abandonando la faena campestre.

Terminaron los trabajos exploratorios y comenzaron los de construcción de talleres, líneas férreas, etc., ocupándose otra empresa de dichos trabajos y allá van a parar los hijos de Juancho Pacheco, y como conocedores de una nueva profesión lograron ascensos rápidamente, pero es creada entonces la empresa que se encargaría de la explotación del hierro de La Montaña de Fuego o La Paría, y nuestros amigos son trasladados a ella; la empresa en cuestión funda una ciudad moderna (Ciudad Piar) a unos quince Kilómetros de La Paría, situación que es aprovechada por los descendientes de Juancho Pacheco para alcanzar su educación primaria completa, pues con la maestra Teodorita habían aprendido mucho, pero como no era una escuela graduada, sólo cambiaban de libros.

Al completar su educación primaria, cambia el sistema de trabajo de ambos, y poco a poco lograron escalar posiciones hasta llegar a jefes en los departamentos donde desempeñaban sus labores.

Rosendo y Tiburcio Pacheco, hijos de Juancho y Cristeta participaron en el paso de avance que el pueblo de Venezuela dió cuando la industria del hierro pasó a manos de la Nación; y nuestros personajes fueron agraciados.

Por el sistema de Jubilación que la nueva empresa de los venezolanos acordó aplicarles a personas que como estos dos hermanos, dieron buena parte de su existencia para el engrandecimiento de Venezuela.

Pero Rosendo y Tiburcio Pacheco, se fueron de su Cerro La Paría, con gran nostalgia y se quedaron residenciados en la población donde está enclavado dicho cerro, y muchos otros que conforman al ahora Cuadrilátero Ferrifero Cerro Bolívar, quienes han contribuido al desarrollo industrial de la Guayana Venezolanala Economía Nacional. y a Fin

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